Es una actualización de la segunda generación del compacto que la marca lanzó en 2012. Como hasta ahora, está disponible en carrocería de tres y cinco puertas (más la versión familiar).
Su apariencia es prácticamente idéntica a la del modelo anterior. Los cambios se centraron en la parrilla delantera (ahora en forma hexagonal), los paragolpes delanteros y traseros, llantas, los faros elipsoidales y unas ópticas también rediseñadas en la parte trasera. También se aumentó la oferta de colores disponibles y los diseños de las llantas.
Por dentro apenas varía, más allá de las mejoras de los materiales que recubren el salpicadero que favorecen el aislamiento acústico. Destaca por su espacio en las plazas traseras y un malatero en la media del segmento, con 378 litros de capacidad.
La oferta mecánica es bastante amplia. En diésel podemos encontrar el 1.6 CRDi disponible en 110 y 136 CV, y el 1.4 CRDi con 90 CV. La gama gasolina cuenta con las mayores novedades. Entre ellas, el nuevo 1.4 MPi de 100 CV (motor de nueva generación, muy cómodo), el 1.6 GDi de 135 CV y el nuevo 1.6 TGDi de 186 CV que monta el Hyundai i30 Turbo, con buenas prestaciones pero sin extremismos. También monta suspensiones específicas, frenos más potentes, dirección más directa… Que mejoran las sensaciones de un coche muy equilibrado, cómodo y sencillo de conducir.
El nuevo Hyundai i30 ofrece cuatro acabados. EL básico Essence es bastante espartano, pero los dos siguientes (Klass y Tecno) cuentan con prácticamente todo lo que uno necesita. El Style mejora áun más. Además el Turbo tiene su propio equipamiento, que llantas 18 pulgadas y faros bixenón adaptativos de serie.
